Gómez Ojea, Carmen

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Descripción

Carmen Gómez Ojea nació en Carreño [concejo o municipio de Asturias], en El Empalme, el jueves 11 de octubre de 1945. De todos modos, como ella misma asegura, es gijonesa, «porque está inscrita en el Registro Civil de esta villa y bautizada en la iglesia de San José». En Gijón aprendió a leer y a escribir en el colegio de La Asunción. De sus años escolares en ese centro guarda en su corazón un sentimiento de gratitud hacia esas religiosas porque allí tuvo profesoras a las que sigue queriendo, como, por ejemplo, Mercedes Ordóñez y María Elvira Muñiz —«Marial»—, que tiene también esta Medalla de Plata concedida por la ciudad y que es una de las personas que la hicieron escritora, además de maestra y amiga.

De sus tiempos de universitaria en la vieja facultad de Letras de Oviedo, donde hizo la especialidad de Filología Románica, recuerda a menudo a Emilio Alarcos, en su opinión, gran señor de la palabra. Carmen Gómez Ojea asegura escribir «desde que supo poner en un papel correctamente su nombre y sus dos apellidos, incluyendo la tilde en la «o» del primero». Sin embargo, de pequeña no quería ser escritora. Simplemente escribía a diario en sus cuadernos escolares microrrelatos y versos. Su padre llevaba siempre consigo una carta que le escribió desde Madrid el día en que cumplía cinco años: «Los fuegos del cielo y las estrellas de oro no me gustan tanto como el tomate rojo y el huevo blanco de mi plato». La escribió al día siguiente de una noche de fiesta en que cenó en el balcón viendo los fuegos artificiales de la verbena.

Un día se dio cuenta de que era escritora porque las cuartillas, los cuadernos y las libretas con sus relatos y poemillas le llegaban a la altura de las cejas. Ahora también escribe a mano, pero, como dice, «procura no exterminar ya un bosque rellenando papel, por lo que uso el cacharro del ordenador».

Carmen Gómez Ojea ha recibido numerosos premios literarios, como, por ejemplo, el de relatos de la Casa del Mar de Cádiz, en 1975; el de cuentos de Langreo, un año después; el Tigre Juan y el Nadal, en 1981; «Una Palabra Otra», en 1988; el Carmen Conde de poesía de mujeres y el Ala Delta de literatura infantil y juvenil, en 1993; el Edebé de literatura juvenil, en 1996; accésit del Premio Lazarillo y de la Comisión Católica Española para la Infancia, en 1999 y 2001, respectivamente; el de la Crítica de Asturias al mejor libro de literatura juvenil editado en 2005, y el Asturias de novela de la Fundación Dolores Medio, en marzo del presente año.

Además, Carmen ha publicado más de medio centenar de obras que no vamos a citar porque la relación es muy larga. Con una de ellas, el Ayuntamiento felicita y da la bienvenida a los nuevos vecinos y vecinas que nacen en el hospital de Cabueñes y a sus madres y padres. Otra la escribió generosamente hace pocos meses para que el Ayuntamiento publicase un librito sobre las mujeres que dan nombre a las calles de Gijón.

El médico y filósofo Manuel Gómez Pereira decía que el hombre, la humanidad, es lo que come. Carmen Gómez Ojea piensa que una escritora, un escritor, es lo que leyó y lee, y por eso prefiere leer a escribir. Está convencida de que la lectura no hace a la gente más guapa ni más alta, ni siquiera siempre más feliz. Pero pone nombre a sentimientos que a veces nos asustan y nos enseña que compartimos con millones de personas dolores y alegrías, ilusiones y decepciones. Incluso con aquellas a las que la pobreza les impide saber leer y comprar un libro, algo que cuando escribe la acongoja; personas que tienen sangre roja como la nuestra y lágrimas saladas idénticas a las de nuestros lagrimales, pero que carecen del derecho a la lectura.

Carmen confiesa sin dolor de corazón ni propósito de la enmienda que su literatura no es complaciente. Al contrario, intenta que sea perturbadora, al modo de un artefacto que, como quería Rimbaud, rompa todas las porcelanas para meter ruido y denunciar que, en verdad, se ama a las cosas pero muy poco, casi nada, a las personas. Y eso —dice— nos petrifica.

Carmen Gómez Ojea es una mujer libre y libertaria; segura de sí misma y sensible y solidaria con los demás; amante de la vida y amante de la literatura, que ha practicado como lectora y como escritora con naturalidad, sencillez y extraordinario y reconocido talento. Y ha proyectado este talento y sus creaciones también sobre la ciudad en la que vive y a la que siempre ha declarado una honda querencia.

Fuente: Texto de la propuesta de concesión de la Medalla de Plata de la Villa de Gijón a Carmen Gómez Ojea, distinción que le fue concedida por la Corporación municipal gijonesa en pleno extraordinario celebrado el 20 de diciembre de 2010.

Nota de EuroWeb Media, SL

Colaboradora en diarios y revistas, Gómez Ojea posee una abundante y variada producción, con títulos como:

Las manos inútiles (1966), finalista del Premio Novela Corta del Ateneo de Gijón.
Relato para tres mares, libro de cuentos con el que quedó en segundo lugar del concurso de la Casa del Mar de Cádiz (1975).
La trágica y grotesca historia de Enrique Mes (1976), primer premio del concurso de El Entrego (Asturias).
Los soliloquios del olvido (1976), finalista del Premio Barbastro.
Otras mujeres y Fabia, novela ganadora del Premio Tigre Juan en 1981.
Cantiga de Agüero, Premio Nadal en 1981.
La novela que Marien no terminó, Premio de las Librerías de Mujeres del Estado en 1988.
Pentecostés (1989).
En la Penumbra de Cuaresma (1993), Premio de poesía Carmen Conde.
El diccionario de Carola (1996), Premio Edebé de Literatura Juvenil.
La niña de plata (1997), Premio Ala Delta en 1993.
Betsabé nunca duerme (1998).
Nunca soñé contigo (2000).
La verdad de los cuentos (2001).
La canción de los meses (2003).
Hija de muerta (2004), accésit Premio Lazarillo 2001.
Bailaremos en el río (2005), Premio de la Crítica de Asturias.
No vuelvas a leer a Jane Eyre (2005).
Stevenson, tú y yo (2007).
El último verano en Charenton (2008).
Mujeres en el callejero de Gijón/Xixón (2010).
La literatura es también mercancía (Gijón, 2011).

Concejo de Carreño

Una capital que es Villa de Olímpicos, tradición conservera y marinera, la devoción al Cristo, la inspiración clariniana, la pintura, la escultura, las coloristas paneras, las playas y miradores, la sardina, la buena cocina… todo un universo llamado Carreño.

Los concejos (municipios) que limitan con el Concejo de Carreño son: Corvera de Asturias, Gijón y Gozón. Cada uno de estos concejos (municipios) comparte fronteras geográficas con Carreño, lo que implica que comparten límites territoriales y pueden tener interacciones políticas, sociales y económicas entre ellos.

Comarca del Cabo Peñas

Es el territorio más septentrional de Asturias, en pleno centro de la costa regional, y ubicado entre Gijón y Avilés. Tanto Carreño como Gozón, los dos municipios que integran esta comarca, son lugares de gran tradición marinera.

La comarca está conformada por uno o varios concejos (municipios). En este caso: Carreño y Gozón. Los concejos representan las divisiones administrativas dentro de la comarca y son responsables de la gestión de los asuntos locales en cada municipio.

Conocer Asturias

«Playa de Torimbia: Considerada una de las playas más hermosas de España, Torimbia es una playa virgen situada en el municipio de Llanes. Sus aguas cristalinas, su arena blanca y su entorno natural la convierten en un lugar idílico para los amantes de la naturaleza.»